Fomentan cafetales en las llanuras cubanas
Los investigadores de la Estación Experimental de Café, en Rincón Naranjo, Villa Clara, acometen labores de asesoramiento técnico y facilitación de semillas a las entidades estatales y cosecheros privadores que desde Ciego de Ávila hasta Pinar del Río, impulsarán en zonas de las llanuras cubanas la siembra del aromático grano, propósito que despliega el país en aras de sustituir importaciones destinadas al consumo nacional.
El Doctor en Ciencias Ciro Sánchez Esnori, director de esa institución enclavada en la serranía villaclareña, declaró que en la actualidad se hacen estudios de suelos, brindan informaciones y seleccionan las semillas de la variedad Coffea canephora o Robusta, apta para los cultivos en las llanuras.
Destacó que esa variedad, también cultivada en las montañas del país, es tan exigente en sus atenciones culturales como la Coffea arábica, la que más abunda en las serranías y de mayor demanda en los mercados foráneos.
En zonas urbanas y suburbanas esas plantaciones cafetaleras, dijo, darán vida útil a miles de hectáreas de tierra que permanecen ociosas, llenas de marabú; y contribuirá a la sustitución de importaciones de grano para autoabastecer las exigencias de la canasta básica de la población y el consumo social.
En Villa Clara, el territorio que más avanza en esas siembras, se fomentan ahora unas 27.8 hectáreas, y antes de 2015 contará con una superficie en explotación superior a las 300, las cuales serán capaces de producir cerca de 800 toneladas, cifra todavía insuficiente para autoabastecer a esta provincia, la cual demandan de mil 200 por año.
La variedad Robusta tiene mayor cantidad de concentración de cafeína; es resistente a plagas y enfermedades, y apta para rendimientos altos por hectárea sembrada en tierras bajas, cálidas y húmedas, bajo sombra y exigente atención técnica, como muestran las plantaciones que ahora se promueven en la granja agropecuaria Luis Arcos Bergnes, en Camajuaní.
También en los territorios de Remedios --sitio por donde entró el cafeto a Villa Clara hacia principios de 1800--, Placetas y Ranchuelo, se hacen estudios para incorporarlos a ese cultivo permanente que siempre reclamará una atención familiar y sentido de pertenencia del cosechero, y más adelante se añadirán otros municipios de la provincia.
Allí establecen condiciones para fomentar viveros que garanticen la siembra y las renovaciones de áreas despobladas, al tiempo que, dijo Sánchez Esmori, desarrollan las especies de árboles que incluirán como sombra permanente y consolidan la composición botánica de los suelos.
El caficultor de los llanos tiene que ser celoso en la disciplina tecnológica; en la regulación de las sombras, las podas y el deshije, así como en la humedad de los suelos. Sobre todo, porque ahora fomenta una plantación que reclama rigor técnico; sentido de pertenencia, procesos que a veces fallan en la serranía, destacó Sánchez Esmori.
Por: Luis Machado Ordetx
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