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Desde mi balcón

Estela de Fidel en Santa Clara

Estela de Fidel en Santa Clara

La presencia luminosa de Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución cubana, está por doquier en la central ciudad cubana, como en la Sala Primera de lo Penal del Tribunal de Villa Clara, donde el joven abogado realizó su primera autodefensa, en diciembre de 1950.

La causa fue resultado de la organización de  una protesta estudiantil, el 12 de noviembre de 1950 en Cienfuegos, antigua provincia de Las Villas, contra las arbitrarias medidas del ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, que  llevó al jurista, de acusado a acusador.

Una tarja, en  una céntrica óptica de la urbe, recuerda la breve presencia del revolucionario, con el objetivo de reparar sus espejuelos en camino hacia Santiago de Cuba, para el asalto al Moncada.

Otro momento importante, en la historia de la localidad fueron las palabras del triunfante jefe del Ejército Rebelde, en los portales de la biblioteca provincial Martí, el seis de enero de 1959, cuando se dirigía hacia La Habana, en la Caravana de la Libertad.

Con amor se guarda la habitación 414, del hotel Santa Clara Libre, donde se resguarda el ambiente que encontró el Comandante en Jefe, cuando allí pernoctó en uno de sus recorridos por la Isla, a principios de la década del 60.

Se pudieran enumerar muchos otros sitios como industrias inauguradas y otros actos, pero los momentos más importantes están vinculados al Complejo Escultórico Ernesto Guevara, donde reposarán su cenizas esta noche, para continuar la ruta hacia la ciudad  heroica.

Los villaclareños son vencedores de dificultades y obstáculos, así calificó Fidel Castro Ruz a los pobladores de la provincia, durante la celebración del 26 de julio, del año 2000.

El 30 de septiembre último se celebraron en la propia plaza dedicada al Che, las dos décadas del rencuentro con el pueblo del central territorio, magnífico acto que se organizó en apenas unas horas.

Pero para todos los villaclareños queda bien nítida la imagen del jefe de la Revolución Cubana, cuando encendió la llama eterna en el Memorial, donde se depositaron los restos de Ernesto Guevara y algunos de los guerrilleros de la gesta en Bolivia, el 17 de octubre de 1997

Con emoción profunda vivimos uno de esos instantes que no suelen repetirse. No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos- dijo entonces.

 

Agregó” Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles.”

La aguerrida presencia verde olivo del más importante cubano de  los siglos XX y XXI,  vive en cada rincón de la Patria, y suma ahora  a ese mismo grupo que apoyará la forja de nuevas páginas de la historia./Luz María Martínez Zelada.

 

 

 

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