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Desde mi balcón

Banderas Rebeldes en la cima del Capiro

Banderas Rebeldes en la cima del Capiro

En el hermoso paisaje de la Loma del Capiro se imbrican por estos días dos grandes banderas: una, la de la estrella solitaria; y la otra, la rojinegra del 26 de julio. Su ondear al viento simboliza el regocijo de esta provincia que se enorgullece de su designación como sede de la celebración número 57 del Día de la Rebeldía Nacional.Situada en el nordeste de Santa Clara, la Loma del Capiro se enseñorea, por los siglos de los siglos, como la dueña de la ciudad, testigo de su expansión y desarrollo.Este conjunto se encuentra constituido por tres elevaciones. La más pequeña y occidental con 176.5 m de altura, y las dos cimas restantes, casi gemelas, conocidas como Dos Hermanas, con cotas de 185.9 m y 188.4 m respectivamente.Según refiere Heidi Águila Zamora, acuciosa conocedora de las tradiciones de la tricentenaria urbe, la elevación debe su nombre a Cristóbal de Moya, quien integró el grupo de personas que vinieron desde Remedios a fundar Santa Clara el 15 de julio de 1689. “Este señor fue toda una personalidad, incluso miembro del primer gobierno de la Villa”; añade.“Cristóbal de Moya se impresionó cuando observó la elevación del terreno. A él se le pareció a una montaña que había visto en Cerro Portobelo, en el camino a Panamá, cuando visitó esa parte de la América. A esa montaña la llamaban el Monte Capiro, y con ese nombre bautizó a la elevación que estaba en la periferia de lo que era el centro de la Villa de Santa Clara”; explica.Comenzó a pasar el tiempo y los santaclareños encontraron en la Loma del Capiro un sitio de recreo, al que acudían para observar desde su altura el hermoso paisaje de la villa; también disfrutaban de la vegetación de la montaña, virgen entonces, motivo de inspiración para muchos poetas villaclareños como por ejemplo Fernando Reyes Borguero, quien escribió sus versos titulados Al Capiro, y que dice en una de sus estrofas:

Salve hermoso y poético Capiro,

Parnaso encantador de Villa Clara.

Oye mi voz y tu belleza rara.

Conserve el puro amor con que te miro.

En los lugares cercanos a elevación se fue formando un primer asentamiento de algunas familias pudientes.Apunta la investigadora Heidi Águila, que por el siglo XIX habitaban en el lugar las familias de Tomás Ruiz y su esposa, Ana Pegudo.“Tanto ellos, como sus descendientes eran muy queridos por el barrio y el reparto que llegaron a fundar, que tomó el nombre de la loma, Capiro”.En la parte norte de la elevación, próxima a la Carretera a Camajuaní vivía otra familia ilustre, los Vázquez Bello, a quienes pertenecieron los chalés que hoy ocupa el círculo juvenil Somos Jóvenes.Esa zona de áreas boscosas era propiedad de otras familias adineradas. En contraposición al reparto Capiro que habitaban familias de la clase media, se fue formando, cerca de la altura de la loma, un barrio de gente muy humilde.En dichas condiciones se encontraba esa parte de la ciudad de Santa Clara, cuando llega el 28 de diciembre de 1958 y se produce la batalla de Santa Clara.La loma del Capiro estaba tomada por el ejército de Batista, que protegía el tren blindado acantonado en la ladera de la montaña. El convoy iba al oriente del país para fortalecer el ejército en esa zona.Al derribar el Che los puentes, el tren quedó atrapado en esa área, no podía avanzar ni retroceder para guarecerse en la estación y que los militares pasaran al regimiento Leoncio Vidal.Para poder descarrilarlo y rendirlo, los rebeldes tuvieron que desalojar a los soldados batistianos de la Loma del Capiro, por lo que se produjo allí un fuerte combate.Así entró en la historia de Cuba, esa elevación, en la que se emplazó un monumento realizado por José Delarra en el año 1988 y que simboliza la unión de diferentes calibres de armas de fuego proyectados hacia el cielo, unidas por un aro. La escultura representa la defensa del cielo de la Patria y reposa sobre una base de mármol.La Loma del Capiro, junto al Tren Blindado, fue declarada Monumento Nacional de la República de Cuba el 30 de enero de 1990. Un año antes, cuando se cumplió el aniversario 300 de la fundación de la ciudad, fueron plantados en sus faldas, igual número de Tamarindos, el árbol de la ciudad, y esa tradición se realiza cada 15 de julio.Hoy por hoy, las santaclareñas y santaclareños visitan la Loma del Capiro, allí se realizan las acampadas pioneriles, las conversaciones de amigos , las citas amorosas y las visitas de las personas de otras partes de Cuba y el mundo, que admiran desde su cima a la ciudad.Desafiante y hermosa se yergue pues, la histórica elevación, símbolo de Santa Clara, y perpetuada en el verso del poeta:

Esmeralda gentil resplandeciente.

Llena de majestad y poesía.

El indiano Capiro alza la frente.

En los vergeles de la Patria mía.

Fuente Emma Rodríguez Aguilera

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