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Desde mi balcón

El Mundo Cambia’o del Cimarrón

El Mundo Cambia’o del Cimarrón

Palo haitiano y El mundo está cambia’o fueron temas que hicieron sitio en la sala teatral santaclareña La Caridad, todo con el carácter jovial, bucólico y dicharachero; en fin, de William Vivanco.Esta presentación y la del lunes en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, ambas a teatro lleno, son parte de su gira comenzada en Guantánamo con conciertos en los principales teatros de las provincias orientales y del centro, para presentar su nuevo CD El mundo está cambia’o producido en el país galo y bajo el sello europeo NAIVE.

Mezcla compases de géneros anglosajones; el blues, el rap, el reggae, mezclados con congas, rumbas, y guarachas, además de autóctonas canciones trovadorescas y guajiras. Todos ellos, combinados con ritmos sudamericanos, como joropos, milongas, y el bossa nova, hicieron gala en esta ciudad conocedora y seguidora de su estilo.Lo tengo to pensao (Bis music 2002), La isla milagrosa (EGREM 2006) y el CD Trovanónima, producido por el Centro Pablo de La Torriente Brau, lanzaron al escenario nacional y foráneo, a este cantautor santiaguero de 35 años que, al decir de una colega de radio Tunas,  «pregna sus obras de su influencia por la música tradicional cubana y la poesía, como fuerza impulsora para trasmitir sus ideas, sobresalientes en algunos de sus temas más reconocidos».           

Vivanco es esa suerte de «cimarrón musical», con su poesía campestre y de barrios barrocos, salvado por «negras» que son canciones. Sus pasos musicales y poéticos transpiran rebeldía, originalidad, energía. Su personalidad expresa su contexto musical.El reconocido crítico Joel del Río dijo que el cantautor santiaguero es  «de las promesas más sólidas del panorama musical especializado de Cuba», y es que este «güije» de la musica destaca por su capacidad vocal fomentada durante su anterior integración al Coro Madrigalista de Santiago de Cuba. De sus estudios de canto realizados en Europa, regresó con la experiencia y los deseos afianzados en la música criolla, a la que añade algún que otro juego vocal.En sus espectáculos usa  instrumentos y sonidos poco convencionales en los formatos conocidos, como el palo de agua, el darbuka y la cuica; todo esto con una idea fija: cronicar su tiempo, sus raíces, su país, su gente y sus costumbres, como un ejemplo de cubanía.Acompañado de siete músicos, transcurrió la noche en la sala principal del Teatro La Caridad, de Santa Clara. Acoplados al sonido de Ernesto Valdés, el ritmo que marcaba el bajo de Carlitos Cuba, la trompeta de Julio Rigal, el drum de Yandy Fraguela --en una muy buena ejecución de las baquetas--, la guitarra de Mayito Doniec, la percusión de Emilio del Monte y los coros de Lilian Lombera, quien siendo la productora de la agrupación, asume con limpieza las voces cuando la ocasión necesita.

El concierto despegó con interesante intro a base de palo de agua en el melódico tema Olokum. Mejorana, un reggae con uso del metal de la trompeta de Julio Rigal quien no solo se lució en este tema sino también en la interpretación de varios solos a lo largo de la noche. Continuaron los acordes de Cuando vuelva, Negra sálvame, Pa’ iluminarte, Palo haitiano, Gente arrabalera y una espectacular interpretación de su único invitado en esta giras, el santaclareño Rolando Berrío, con su Lagrima china, al que se unieron el trompetista de Julito Rigal y el propio Vivanco en el darbuka; este tema acabó con improvisaciones de Roly y un solo de voces y trompeta.«Esto es una de las ciudades que más yo quiero en la vida, de corazón, después de Santiago (de Cuba)», fueron palabras dichas y sentidas por este «cimarrón» que cambia el mundo musical santaclareño cada cierta temporada, siempre que en sus giras y conciertos logra hacer suyo un pedacito de noche pilonguera.    

Por: Héctor Darío Reyes

 

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